OVER No transitaba por la part alta de la ciudad. Sentiame rechazado por todos los que ayer habian sido mis com- pafieros, y ahora permanecia entire esos hombres que no pensaban, que se dejaban llevar por su vida, y que me brindaban su ron y su comida indiferentemente. Las primeras noches las pas6 en aquella casa des- habitada, pero un dia alguien la tom6 en alquiler. En- tonces me vi obligado a confesarle a mi amigo esa nue- va miseria. El era muy pobre y en su casa habia pocos muebles, pero me brind6 lo que pudo: la camilla donde dormia su hijito, y una colchoneta que el nifio empapa- ba de orines durante el dia y que yo secaba de noche con mi calor En su casa comia casi siempre y bebia diariamente iPero era todo aquello tan absurdo! A veces, cuando se me disipaban los vapores de una borrachera, me sentia como quien ha robado, matado o cometido algo igual. Entonces trataba de explicarme: "Es el hecho de vivir de favor. Es que los hombres han sido muy duros con- migo". Y ni por un moment queria pensar: "Es que voy torcido". ** Mi amante la prostitute me dijo una noche: -Ven a dormir conmigo. Despu6s de las doce, ya no viene nadie. Me haces falta. Sin pensar en ello le dije que si. Y desde aquella noche esperaba que se alejaran los que pagaban para luego ir yo a dormir. Sentia un escozor en el pecho que me causaba una vergienza atroz, pero trataba de justificarme dicien-