Cuando al hombre se le tuerce la vida, aunque ten- ga consciencia de ello, dificilmente la vuelve a endere- zar. Inutilmente me digo: "Ahogas tu alma en ron; pro- cedes como un hombre d6bil, como un sentimental. Tu vida se pierde. Ese no es tu camino". El reclamo de mis viejas y buenas ideas es d6bil, apagado, y parece que me hundo en el cieno cada dia mis, porque desde aquella noche,