OVER Hoy todos comentan lo que le ha ocurrido al hijo de la vieja Merc6. C6mo circulan esas noticias por el tel6fono invisible de la finca, nadie lo sabe; pero es el caso que se conocen inmediatamente desde el lugar de la ocurrencia hasta el 6ltimo batey. Mariano el Burrero, un vagonero tisico, que fu& al hospital con paludismo y alii consigui6 su tuberculosis, dice tosiendo: -En ese hospital tratan a uno como a lo perro. Ese hombrecito que ta de door, con t6 y su carita e mujer, no e ma que un sangrd abusador. En siendo pa blanco lo ve ut, que anda ni an perrito sato, mirindose, con el rabito entire la pierna, de lamb6n. Pero en siendo un probe... se cansan lo senfermo e Ilamarlo y de- cirle que le duele aqui, que le duele alli, y el, ni an vol- tea la cars. iAbusador y lamb6n! La voz del vagonero es ronca y estA preiiada de odio. Uno que fu4 bodeguero y que ahora vive hacienda resiembras, desyerbando piezas de cafia o chapeando carries, dice con voz silbante, apretando los dientes: -Ahi nada mas son gente los mister, los blancos. Y luego continue: -Para los otros s6lo hay un remedio: un bafio de agua fria cuando ilegan, un purgante de sal y luego quinina, aunque tengan reuma o pulmonia, porque en no siendo blancos todos sufren de paludismo. Un negro no tiene derecho a otra cosa. El boyero Montero, que pasada la zafra se ha que- dado cargando piedras para un puente que se construye en el otro distrito, rezonga: -Pa dir a I'opital mejor me dejo morir en la caiia. Pa salir de alli vivo hay que tener vida e gato... iEn toas parties se va uno a joer! Bueno, pu6 mejor tranquil. Ellos hablan y su voz es la voz de todos los que