VII La vieja Merci esta muy triste. Ayer me pidi6 per- miso para ir al pueblo, porque le habian dicho que su hijo seria operado en eL hospital de la compaihia. La en- fermedad de su 6nico descendiente hacia dias que la traia muy mal. Esta 61tima noticia removi6 rudamente sus dolores. Hacia seis meses que no veia a Melito, su mucha- cho. Este era un mocet6n de veintis6is afios, de cara in- fantil muy respetuoso, que todavia hacia el ademan de arrodillarse para pedirle la bendici6n a su madre. Desde hace dos ahos mis o menos, tiene mujer, y su primer hijo ya estA al cumplir los doce meses. Vive en un ba- tey muy distant de este. La vieja, mientras su hijo fu6 soltero, no se le apart; pero cuando Melito cambi6 de estado le dej6 solo, porque como me ha dicho ha- blando de eso, "lo s'ijo na ma son de la madre mientra tan chiquito, y dipu6 son de la mujer o el mario y su s'ijo". Ella qued6 en este lugar "porque todavia era fuerte pa ganarse la vida, y mientra pudiera valerse a naide le recebia un pan", y s6lo veia a Melito de mes en mes, cuando 6ste, con la mujer y el chiquillo, o solo, venia a este batey y le traia algun dinero. Cuando vino la litima vez le dijo que tenia una pierna hinchada, que le daban fiebres. Despubs vinieron las aguas y Melito s6lo mandaba razones con alg(n pe6n. Finalmente la vieja supo que el hijo habia sido llevado