OVER Chark.ron de las cosas mas distantes de la caia, hasta la hora de comida. Si mal no recuerdo, terminaron ha- blando de caballos, de political y hasta de mujeres. Todos quieren much a Mr. Norton, desde los peones hasta los contratistas y los colonos. He oido a un mayordomo decir: -Mister Norton es lo que se llama un hombre de- cente. iSi ese me bota me quedo conform! Y hace poco qu e he do suspirar al contratista: -iSi Mr. Norton fuera el jefe de todo el central... Asi opinan todos, menos el inglesito Brown, que hace poco dias, de paso por mi bodega, hablando de esto me dijo: 'Ese es peor que los otros. Conozco esa clase de pAjaros. M&s que yanqui me parece ingl6s. A un hombre asi nadie es capaz de protestarle. Prefiero a los d6spotas, que mantienen encendido el deseo de ir a la rebeli6n". Y parece cierto, porque nunca hubo tan poco tra- bajo en el distrito como en este tiempo muerto, ni jams estuvieron los trabajadores mas conformes que ahora. Cuando vine a esta bodega, fu6 en tiempo muerto, pero siempre se vendia algo. Este aiio no se ve un vale, por- que Mr. Norton dice, con su sencillez proverbial, que la calia es yerba y no necesita tanto cultivo. "tArrancarle la yerba a la caila? -es su expresi6n--, Bah! Se nece- sita no conocer el asunto para cometer tonteria igual. En veinte afios de experiencia..." Y sigue hablando largamente sobre el asunto. Cuando se le habla de resem- brar algunos campos, responded con despreocupaci6n: "El afio que v:ene haremos algo. Asi las cosas serAn en mayor escala y la gente ganard m6s. No me gusta el chiripeo". Y todo queda igual, porque 61 dice las cosas ama- blemente y sus opinions son muy respetadas.