RAMON MARRERO ARISTY dria meter la mano por nosotros? En la pr6xima zafra podria irnos mejor. Este sistema de ahora nos acaba, Mr. Norton. El dia que nos ponen dos vagones, porque gritamos demasiado, entonces paran el corte porque "en la factoria hay much caiia", y de nada nos sirve el aumento. iNo podria esto cambiar, Mr. Norton? El blanco ech6 unas bocanadas de humo, serena- mente, y respondi6: -Yo no soy partidario de ese sistema. Si usted tie- ne caiia para tres meses, debe tirarla en tres meses y no en seis. La compaiiia podria resolver eso, pero... a pesar de lo sencillo el asunto no se arregla tan fAcilmen- te. Nosotros estamos recibiendo 6rdenes de gentes que no conocen el central y de otros que lo conocen, pero que se pasan el dia paseando ]a finca en budhas y en autom6viles, mirando el paisaje de los campos, sin com- prender las necesidades de ustedes. Este Mr. Norton parece un camarada. El colono vo!vi6 a la carga: -Pero este aiio con usted aqui, las cosas podrian cambiar. El superintendent del distrito es el que reco- mienda la distribuci6n, y ademAs entire usted y el sub- administrador... El blanco interrunrpi6 amablemente: -Yo no puedo hacer nada, hijo. Esas cuestiones vie- nen de a:lI... A veces el mismo consejo directive de ]a compaiio dispone esas coses, y yo te aseguro que s6lo las entiende el administredor. Sin embargo. no te des- animes: cue-'ta conmigo para To que yo pueda, que ibien se c6mo viven ustedes! Y bruscemente le di6 un nuevo giro a la conversa- ci6n. El colon. que estaba excitado, no se atrevi6 a pro- seouir, y I'. Ii-.-n edquiri6 su afabilidad habitual.