RAMON 4ARRERO ARISTY Le di las gracias y trat6 de ser cordial, pero no pu- de dejar de pensar en sus hechos. Me aturdi6 con su conversaci6n. En todo meti6 al asistente y al alemAn. "Mr. Lilo en mi casa entra y sale como en la suya". "Mr. Baumer me trata como a un hijo'. Y luego: "dLe damos al ron un poquito?" Respond con mal velada brusquedad: "INo!" Lue- go, para suavizar, expliqu6: "S61o bebo en ocasiones es- peciales, y esto, fuera de la bodega. El sigui6 hablando. ]Qu6 seguro se siente uno tra- bajando en este central No es como estar con el gobier- no, que cae a cada rato y de donde despiden a uno tan facilmente. Con esta gente el que cumple con su deber es premiado. Con ellos no hay mAs que trabajar de buena fM. Por ejemplo Mr. Robinson es un hombre muy bueno, muy active, muy competent, lun hombre! Lo dice hasta el peri6dico del pueblo, que es un gran defensor del trabajo y del central a pesar de sus faltas de ortografia. A Bl, Bonito, que lo mataran con los ame- ricanos. IEsas si son gentes! Yo pensaba: "iCujndo acabara!" Entonces me dijo que tenia deseos de conocer mi bodega. Tuve que lle- varlo. Pregunt6: ic6mo estaban mis ventas? dQu6 tal era el personal del batey? dHabia berrinchosos? Y el over, dqub tal?... Gran trabajo me cost contenerme. Le respond con evasivas, haci6ndome el tonto. EEl over? Yo nunca he sumado un balance. "IAlla en la oficina sabrinl" Yo s61o atiendo a los peones, como dice el reglamento, y recibo mi sueldo. Pero tenia ganas de gritarle: "jNo te ensucies tantol IA ti tambien te despedirin"I