Termin6 la zafra. El batey ha quedado como un ce- menterio. Las filtimas cafias las recogieron a principio de semana. Ese dia las carretas, al hacer los iltimos viajes, venian empenachadas de cogollos, adornadas co- mo si se tratase de celebrar una fiesta; pero los hom- bres no demostraban alegria ni tristeza; en sus rostros se dibujaba la desesperanza, porque una vez habian sido defraudados. -Se acab6 la zafra, vale. -Comp6, la saf tA fini. -Mi going tu Tortola. Palabras como esas salian en toda la finca de mi- Ilares de bocas. Los peones se trasmitian una noticia que todos conocian desde hacia various dias, y los hacian sin empeiio, sin admiraci6n, sin 6nfasis. Mejor dicho, no se trasmitian una noticia, sino que hablaban para si mis- mos, en voz alta. -Se acab6 la zafra, vale. Muemen a16 pu Haiti. -Mi se va pa Saint Kits. Mi no vuelva pa la otra Desaliento en todo el batey, idesalientol Deam- bulaban los hombres sin trabajo repitiendo lo mismo: -Mi no vuelva. -UI, compai, ui. -Asina mimo, ingli, tampoco yo vengo. -eQu6 jace uno vale? -Naitico, ni.