RAMON MARRERO ARISTY empefio en que mi mujer se salve y me d6 un hijo, los gastos de autom6vil y otras cosas, exceden al monto de mi pequefio sueldo. Y lo que es del over, no s6 que decir. Cada dia parece que los articulos rinden menos, porque fallen todos mis cAlculos. A veces creo que estoy sacandoles a los compradores un diez o un doce por ciento, pero cuando tomo mis inventarios me encuentro con que el pequefio superAvit s6lo alcanza para satis- facer a media la voracidad del manager, jo de quien sea el author de esta diab6lica idea! * Las cosas para mi cada dia se van complicando. Desde que me cas6, el alemin parece acecharme. No s6 si se debe a que mi mujer es hija de un hombre a quien se consider enemigo de la compafia; pero me resisto a creerlo, porque no creo que en el fondo ellos le den importancia al bodeguin de mi suegro. Sin embargo, el hecho es que el hombre se ha tornado mAs cauteloso. Uno de estos dias estuvo aqui. Por buen espacio de tiempo mir6 c6mo se apifiaban los muebles de mi cu- fiada con los de mi mujer, en los dos pequefios cuartitos de la casa, y haciendose el desentendido, me pregunt6: -eHa comprado usted esos muebles? Irritado por su intromisi6n en mis asuntos, le res- pondi: --Son de mi cufiada. -jAh! eLa sefiora de...? -Si senior. Estin conmigo por unos dias -gOhl Yo no pregunta eso. No me interest nada. Lo dijo fingiendo una cordialidad que no le cuadra-