RAMON MARRERO ARISTY --Calla, calla... Se fu6 adormeciendo, como un niiio. Ya respiraba con mis facilidad. Por fin qued6 quiet. Todavia mi voz decia: -No voy a ser malo, calla. Cuando intents dormir eran las seis de la mafiana. Afuera el peonaje gritaba: -iLa bodega, concho! iQueremo comprA ante de dirno! Y no falt6 una voz insolente: -Dende que el bodeguero se cas6, noj ta llevando el diablo. Se alevanta a medio ria y roba mi que un gato. Abri la ventana rectangular por donde se asoman los compradores, y comenc6 a desparcharlos sin pronun- Ciar palabra. Alguien dijo afuera, refiri6ndose a mi: -iJesd! iQu6 sangria se ti poniendo ese hombrel La sangre hervia en mis venas. Aullaba el. peonaje, El sol se rompia en los techos de zinc. Alguna carreta pasaba crugiendo. La bomba mon6tonamente decia: iChif! ipoft ipaf! iChif! ipof! Ipaf! Adentro, mi mujer dormia. La mafiana trepaba...