OVER dia para ti s61o hay bodega; de noche, suma de vales, reports. Y cuando terminas: iibros, revistas; o si no, te quedas ahi, jembelesado!... Y yo me excuse. Pero vuelve la pregunta: "jQue pasar6?". A veces, en noches de luna, saltando come una ro- lita, me dice mimosa: -Vamos a pasear. Me cansa estar encerrada. No ponemos un pie afuera. Yo estoy molido, pero salimos. Se oye el golpe de las mochas de los peones, que en su afan de rendir el misero salario, trabajan de noche, rehusando dormir. Veo sus siluetas y los golpes de sus mochas me encien- den la angustia. Comienzo a hablar... "iHasta cuAndo los hombres vivirAn como bestias! Hasta cuAndo..." Olvido que ella no conoce la vida, acalorado en mi discurso sobre los que estin abandonados en la tierra, y al fin observo que bosteza aburrida, disgustada... En ciertas ocasiones soy cruel y le digo: -;No entiendes! iNo ves! iNo sabes! iNo deseas aprender! Sus ojillos de animalillo asustado, me miran como si quisieran explicarme algo. Parece que va allorar. No cedo, ain sintiendo mi injusticia, y luego, aguijoneado por el remordimiento, vuelvo al ron como en mis noches de soledad, cuando era soltero. Eila sufre en la cama. Yo bebo. En mi adentro dice el hombre acusador: "iYa vers!...." Los amigos, que a! casarme se habian alejado por