OVER unos espejuelos cabalgando en el lomo de su nariz gan- chuda. Se comenz6 el acto... De lo que dijo el hombre no recuerdo nada. S6to tengo memorial que nos hizo la misma pregunta a los dos, y que respondimos "si". Tan pronto como sucedi6 eso, una muchacha del grupo, salt6 sobre mi, me bes6 en una mejilla y escape entire el gentio. Despu6s supe que se queria casar. Comenzaron a arrancarle azahares a le novia; se arm6 ua algazara de felicitaciones y de aparente alegria. Poco despues, el mismo autom6vil negro que me llev6, nos traia a la bodega, hurgando en la noche con sus ojos de luz. Llegamos. Mi mujer pareci6 perder la iltima espe- ranza cuando el vehiculo se alej6. En la casita blanca, alumbrada por una melanc6lica lImpara de petr6leo, se me volvi6 un temblor de t6rtola asustada... Despues de unos dias, me dijo sonriendo: "Tuve miedo de quedarme con un hombre". Y yo, que nunca he temido quedarme con mujeres pensaba: "PPor qu6 aquella noche estaba encogido?".