Las noches de un hombre solo son pesadas y largas. En ellas los deseos crecen, se hacen duros, hasta conver- tirse en dolores. La buena alimentaci6n, el ron, la quie- tud alumbrada por una limpara de gas, y sobre todo los recuerdos, son c6mplices que torturan... Uno es mozo y tiene en la mente otras noches po- bladas de ruidos, de risas; noches en que no tenia impor- tancia el tiempo. Las escenas vuelven a repetirse unas tras otras, vivas, palpitantes. Las imigenes vienen como en remolino. Despubs el pensamiento se va concentrando en una sola. Ella tiene los ojos pequefios, pero lindos y vivarachos, iy todo el cuerpo tan joven! Hace locuras y ofrece la pequeiia boca en mohin. No la aman ni ella ama quiz6, pero ahora es deliciosa. En los vasos hace burbujas la cerveza. Ahi estin unos compaiieros tambi6n alocados y suena la mfsica. Un merengue. ,Danzan. Las imAgenes van abrazadas, mo- viendose Idbricamente, y uno estA solo con tales recuer- dos en esta bodega. porque no hay mujeres propiamente dichas en la finca. Enciendo mi lImpara y las figures huyen. Aparece la bodega con sus paredes desnudas. Apago para volver a pensar. Las ranas croan afuera y una luna fria, mete algiun ojo de luz por cualquier reja. Qued6 a todo el largo en mi pequefia cama, sin sue- ho, con los ojos cerrados. Ahora siento la boca amarga.