RAMON MARRERO ARISTY via a moletalo pa que me tiara comia; iy con un frio que me taba calando lo giieso! Asina me fui a Ia pieza e cafia y cort6 sei penco trozo j'e critalina, y me meti en el barrac6n pa cenar co n'ello. jY reia, como si no hubiera dicho nada! Otra vez me decia: -El probe vive con poca cosa, vale. Una d'eta noche le compr6 a ut6 una libra de arr6 criollo; me dentr6 en mi cuarto, ecuro como boca e lobo, y alli, sin limpialo ni na, cogi if6pi| y lo ech6 en mi latica. AI poco rato de tar jerviendo lo apis, y e verdf que lo macho me lenaron la boca de cicara, porque ese e j'el arr6 ma pajoso que he vito, y mi sin manteca, ipero me lo jallaba mI bueno...! iPobre viejo Juanico! iY pensar que todavia ten- dras que cortar muchas veces tonelada y cuarto de cafia, para que te roben el cuarto y te paguen una, a raz6n de diecisiete centavos! iY pensar que tu alma, que no ha dejado de ser candorosa, a pesar de los afios, se apega a tu cuerpo con tanta fuerza! Me dijiste una tarde: "iSi yo consiguiera un bra- guero...!" Y yo pens6: "Primero llegarA tu atafid'. Pero cuando asi sea, a d6nde irA tu alma despu6s de haber llevado esta vida? ePara ti todo sera esto? Y los que te han destruido, a d6nde irAn?... * Cuando iba a ]a escuela lei en un libro que conte- nia nociones elementales de ciencias, que el hombre no podria vivir sin comer mAs de diez dias, si mal no re- cuerdo. El pirrafo, mis o menos decia: "La falta de ali- mentos causa la muerte antes del dicimo dia por inani-