OVER que en esa parte de la costa se pudrian unos cincuenta cocolos, fu6 a enterrarlos, y le hall agonizante entire sus compafieros ya putrefactos. Lo Ilevaron al hospital de la compafiia y alli recu- per6 la salud. Como su caso interest a todos, no le fu6 dificil hablar con el administrator del central, quien le ofreci6 una plaza de mayordomo en uno de los bateyes cercanos a 6ste. Yo habia oido hablar de su caso, pero nunca tuve curiosidad por saber quin habia sido el Robinson de esta aventura. Ahora lo he conocido. Es algo instruido, recibe revistas y libros en ingl6s y es- paiiol. Ha perdido varias noches hurgando el escondite de Dios, y en un castellano diferenciado del nuestro nada mas que por un ligero aire extranjero, nos dice sus cosas. -Yo quiero hablar cada dia mejor el espafiol -nos dice-, porque cualquier idioma es mrs mio que el in- gles. Inglaterra nos ha inculcado que NoB nos hizo es- clavos porque Cam se ri6 de su borrachera, despues del diluvio. Pero yo creo que esa es una invenci6n de In- glaterra para mantener esclavizados a millones de ne- gros que podrian former una naci6n. Nada me causa tanto disgusto como hablar con mis paisanos, porque en ellos hall una terrible ceguera que es hija de trescien- tos y mas anios de esclavitud. Se sienten orgullosos de que el rey de Inglaterra sea su rey, porque en la es- cuela les han ensefiado que ese gran pais ha sido miseri- cordioso con nosotros hasta el extreme de darnos su na- cionalidad, contraviniendo los deseos de Dios, ya que nadie puede ser ingl6s sin ser blanco. Y ellos ven en el rey a un sujeto tan imponente, que se ha atrevido a en- mendarle la plans al Creador, en beneficio de sus siub- ditos de color.