OVER que la mi ladr6n de toitico son el blanco que juye en su carro. Y yo pienso: dse podria vivir sin robar? Y s6 que no es possible, porque una fuerza maquiav6lica nos com- pele a ello. En la finca el robo tiene una clasificaci6n diferente a la ordinaria. No es una vergiienza para nadie, porque se practice como cualquiera otra funci6n natural, y se acepta como una condici6n ajena al empleo. Pienso c6mo cada uno hace lo suyo. Los pesadores de caiia usan pesas cargadas para quitarles al carretero y al picador, desde quinientas a mil libras por carreta- da, ademAs de doscientas que se descuentan corriente- mente para que el peso del chucho salga aproximado con el de la factoria. Esto le proporciona various cientos de pesos de over al duefio del tiro de cafia, que con ese dinero se alivia un poco las multas, errors en su con- tra, y el precio del agua que been sus bueyes (propios o alquilados a la compailia), agua que a veces es pura- mente simb61ica. ya que se le cobra al colono y al contratista aunque tengan dentro o cerca de sus colo- nias -es decir, afin en terreno que no pertenece al cen- tral-, algin arroyo donde su ganado mitigue la sed. La compafiia prohibe terminantemente las pesas car- gadas, como prohibe todo lo que a la vista signifique en- gafio, pero no dice nada cuando aparece el over -jcomo si fuera cosa bajada del cielo!-, porque sabe que 6ste ira a sus manos irremisiblemente. Los mayordomos de la casa -como se les dice a los del central-, tambien tienen su form de robar. La oficina del cultivo paga los trabajos sumamente bara-