OVER ciendo su obesa figure en la silla de su mula que siem- pre camina con las bridas sueltas, la cabeza inclinada, y los ojos perdidos entire las patas. Cuando mi vista lo alcanza, s6 que viene por media botella de ron. Hay dias en que se toma seis, y como minimo, tres; pero eso es nada para 61. Jamis he visto otro individuo que pueda beber tales cantidades de alcohol sin inmutarse. iEs que sus doscientas libras resistenj No olvidar4 nunca su voz de bajo, como ahuecada, pididndome el ron cada mariana: "Deme mi cafecito, bodeguero". o si no: "Danielito, deme mi amanecer". Y todo ello dicho en un tono tan cordial. iEs un buenazo este viejo! iTan callado como vive, pero tan oportuno cuando habla! Este si que no refiere histories de su vida. Lo mas que me ha dicho, estando muy bebido, es una frase: "Bodeguero, yo soy su amigo. Y oiga un consejo de hombre suelto y de buey suelto no se fie"... Y son- rie como s6lo 41 sabe sonreir. Puedo decir que le debo much, porque de no ha- berle hallado, desde mi Ilegada al batey hubiera tenido series tropiezos. Ignoraba yo por complete las cosas de la finca. Me irritaba fAcilmente con cualquier pe6n y proferia amenazas frecuentemente. Cierto dia un hai- tiano a quien le vendi una libra de arroz, me dijo ladr6n. Al instant salt fuera de la tienda, machete en mano, dispuesto a ajustarle cuentas. -iVuelve a decirlo! -le gritaba furioso-. iVuelve a decirlo! El viejo, que estaba por alli, me ataj6: -No haga eso, bodeguero. iNo haga eso! Y aunque me veia encolerizado y dispuesto a herir, hablaba con calm, como qui6n estA seguro de que serf obedecido.