La casa del Director del Reformatorio es el más brillante de los edificios* El Almacén es un sitio acondicionado y un salón para baños e inodoros resulta algo aceptable, aunque ya se observa abandono y falta de limpieza en él. Para resumen de todo lo aquí consignado debemos señalar la existencia de una cárcel con varios calabozos, que nos hacen re¬ cordar las terribles prisiones rusas descriptas por el sociólogo No¬ body, que causan espanto. Esta prisión constituye el estigma más hiriente de la sociedad cubana y es el símbolo del concepto equivocado que se tiene de lo que debe ser un Reformatorio de menores. En lo que respecta a la organización de este Reformatorio, al sistema existente para el tratamiento de los jóvenes que allí son enviados es más grave lo que ocurre. Los menores no son estudia¬ dos, no tienen clasificación, viven sin régimen educativo, médico, moral, profesional, y la sola mirada que se extienda sobre aquel conjunto de jóvenes con las ropas raídas, sucias, sin botones, des¬ calzos, o con zapatos rotos, pelados al rape, con expresión doloro¬ sa, o de miedo, o de hipócrita, dan a comprender que allí se pros¬ tituye, se aniquila el alma y el espíritu de unos muchachos que pudieran regenerarse y encauzarse por la senda del bien y de la salud física y moral. El médico, el dentista, el enfermero, los profesores, el inspec¬ tor, el jefe del comedor, los maestros de oficios y el DIRECTOR carecen de toda clase de Informaciones, no llevan libros adecuados, ni hojas clínicas, ni planillas informativas, rií cuadros sinópticos, ni nada que pueda ofrecer la más sencilla información de la exis¬ tencia de un plan ni de sus labores. Así que nadie puede adquirir la noción del proceso o evolución médico-educativo imperante. No podemos comprender como, año tras año, ha existido y existe cerca de nuestra capital y bajo la acción del Gobierno, semejante espectáculo, ni mucho menos como hay personas que desempeñen funciones de las que competen a los encargados de un Reformatorio que cierren los ojos ante tamaña ignominia y cuadro dantesco como el que hemos enunciado someramente. Y para colofón de lo aquí consignado debemos significar que una de las cosas más atendida que allí existe es UNA VALLA DE GA¬ LLOS, en la cual con esmero singular son vigilados los gallos ja¬ bados, o los indios tostados que pelean y mueren en encarnizadas luchas. Por todo lo aquí expuesto decíamos al principio y confirma¬ mos ahora, que el “Reformatorio o Escuela Correccional de Gua¬ na jay es un centro deformatorio de menores”. 7