LA ESCUELA CORRECCIONAL DE GUANAJAY O REFORMATORIO (1) El Reformatorio o la Escuela Correccional de Guana]ay es un centro deformatorio de menores.—Dr. Ramiro Mañalich. Todos sabemos que existe esta Escuela Reformatoria y donde se encuentra situada, pero muy pocas personas conocen lo que es esta institución y de que manera se desenvuelve. Para muchos es realmente un centro de corrección para la juventud delincuente si se atienen los creyentes al título que se le ha dado. La realidad es otra cosa. A tres cuartos de hora de distancia en automóvil, por una espléndida carretera, se encuentra ocupando una superficie de una caballería y tres cuartos de terreno. Al entrar en el te¬ rritorio jurisdiccional del Reformatorio la impresión que recibe el visitante es de dolor, de agonía. Una carretera estrecha, pobre y a lo lejos una serie de edificios de madera diseminados, semejan¬ do barracones, sin pintura, . sin estética, largos, muy largos, que producen la sensación de casa en donde se refugiaron solda¬ dos en campaña y que abandonaron para continuar su vida nóma¬ da. Ni un rasgo, ni un detalle, ni una expresión que simbolice, que diga al caminante o al profesional, o al funcionario, o al educador, que allí se levanta una institución que tiene la nobilísima función de reformar a una juventud delincuente. Y esa sensación se in¬ tensifica, se agranda, se recrudece más y más cuando nos aproxi¬ mamos a estos locales. Entonces el espectáculo sube de punto en tétrica expresión, paredes rotas, sin cuadros, sin adornos, de ta¬ blas viejas, suelos sucios, de madera podrida, tembleantes como si fueran a ceder ante la pisada del visitante, techos cubiertos de zinc y tejas por donde en los días lluviosos debe necesariamente penetrar el agua a chorros. Poca limpieza, aspecto ruinoso. No hay una sola vivienda que sirva ni para refugio de los mendigos. Después, cuando se penetra en el análisis de la ’institución, aumen¬ ta la agonía y la desesperación, En salones extensísimos están (1) Este informe acerca de la E. C. de G. lo escribimos a instancias del Dr. Antonio de la Riva, Director de Beneficencia, y el Coronel Fulgencio Batista, en su visita a la referida institución, lia adoptado algunas de las medidas reco¬ mendadas. 5