blenvenida, con su convexidad hacia el Atl6ntico. Panam& se con. vertia en un negocio fabuloso y si bien la Am6rica latina no habia intervenido activamente en la guerra, empezaba a sufrir sus efectos. Explotaci6n tras explotaci6n, miseria, desequilibrio, en fin, caminaba sin una direcci6n americanista, hasta lanzar sus materias a EuropQ y Asia. Los Estados Unidos adquirian las materias primas en mercados lejanos sin preocuparse de la posible pdrdida de estos porque aquella guerra habia sido la guerra que acabarfa con todas las guerras. Pero cuando adn no ha cesado la tr6gica procesi6n de inv6lidos y desaparecidos, vuelven los hombres a adherirse a la tierra y el nuevo conflicto -continuaci6n de aquel inacabado de 1918- estalla con m6s fuerza; hay un desplome vertical del pacifismo y aquellas MUroras rojas se tornan en dias de perpetuo fuego. Lo que se funda con una guerra nadie lo sabe; lo que se arrasa, lo que se destruye, si. Y los efectos econ6micos, psicol6gicos, politicos, culturales, empiezan a cambiar y la humanidad se abre brutalmente ante un nuevo deveair. Ya no hay el hombre sano, aquel que pululaba por las capitales con un libro, para aparecer el hombre nuevo, el de la careta contra q= Las obras de arte se cubren con sacos terreros y las biblioteca son cuarteles. Los libros abandonan los estantes para ser encajoados y depositados en subterr(ineos. Y un nuevo stigma cae uobre este siglo, que oculta su cultura, sobre esta generaci6n que para M motores creadores para encender la destrucci6n; un siglo que oxhibe con coqueteria e impudicia sus admas mortales y que camina ertiginosamente hacia una meta desconocida. Se dice, que las guerras y desastres en Europa son a beneficio do America. Cuando las naciones europeas no pudieron suministrar No productos a las naciones hispanoamericanas, 6stas tuvieron zlcesidad de crear industrias nacionales cque permitieran sobrevivir a sus pueblos y poralizar la ola de escasez que se entronizaba en Arn6rica. Hoy vuelve a surgir el problema y un nuevo reajuste $c=6mico se impone. La Amdrica Hispana necesita de productos lAcstriales; los Estados Unidos necesitan las materias primas de las 0Cles la guerra los va alejando. Y la oportunidad en que ambos se ftfrentan es magnifica para estructurar una economia en este hemisIsdo, con bases firmes y equitativas, no al estilo de aquellas que Sagieron a raiz de aplazarse el conflicto de 1918. Ahora bien, hay que romper el hielo existente entre ambos extreMM. Hielo nacido del temor de lcs pueblos del Sur a una politica b icional de dominio econ6mico que representaba explotacion para 2 Am6rica latina; que representaba ricas inversiones y control polito para los Estados Unidos. Ya desde el tiempo de la colonia se .tUC-'6 para evitar la uni6n de los pueblos hispanoamericanos. IDar concibi6 esta uni6n y se volvi6 hacia los Estados Unidos para T tomasen su puesto igual y necesariamente a las otras partes. quien primero vi6 los dos cuerpos en una sola integraci6n. Cfto dice Waldo Frank "los limites de su visi6n eran el mar Artico Y 11 Ant6r-tico. Hered6 y transfigur6 el espiritu de todos los pueblos. ..