un orden juridico individualista vetusto, levemente tonificado por el aparato represivo minima de un Gobierno Provisional. Entre el pret6rito inaceptable, e inadecuado a la esencia cubana, y el future que se forje en la necesaria fase constructiva de la Revoiuci6n, se interpone una etapa hist6rica de transici6n, sobre cuyo sentido se han hecho incidir las m6s graves confusiones, y que, destiDada a ser un instante intermediario entre una gran demolici6n y un magnifico esfuerzo constructivo, puede comprometer definitivamente los contenidos m6s sustanciales del future cubano. Puede ser camino de avance, o imperdonable atajo restauracionista. Pues bien, en esa etapa, y con esos caa~cteres, se plantea a la nueva generaci6n el m6s inquietante de los dilemas hist6ricos. Su formulaci6n es sencilla: Cuba no ha integrado a tiernpo la fuerza hist6rica ingente que se interponga en el proceso negativo de descomposici6n que culmina en nuestra iiltima crisis; tampoco le ha formado, por la omisi6n program6tica de la Revoluci6n, el pensamiento politico que ha de servirle de norma. La grave consecuencia de todo ello es un estado de oscilaci6n vital, en que la vida hist6rica, sin fuerzas para el nuevo rumbo y sin los jalones de ideas que se lo descubran, gira sobre si misrna esterilmente, en un punto muerto de su evoluci6n. La nueva generaci6n advierte preocupada el fracaso de la arquitectura hist6rica que se aplic6 a edificar su marco politico, ese marco que desde su instauraci6n qued6 sin posibilidades funcionales y en torn al cual se adhiri6 y se sostuvo la funesta minoria oligarquica, que con los m6s diversos matices partidistas y que con aparentes sustituciones de hombres, ha precipitado la segunda Repfiblica en su fracaso institucional. La inusitada gravedad de la crisis cubana est6 precisamente en el desconocimiento de este dilema, en su ignorancia. Los partidos nuevos, los intelectuales nuevos, han formulado, en verdad, exigencias estructurales; pero su plantearniento ha sido limitado y parcial, y deja en pie nuestro impasse hist6rico. La voluntad constructiva se encuentra desgarrado el plano arquitect6nico tradicional; ve cu&n impossible, cu6n absurd resulta retocarle simplemente: es aportar una soluci6n diminuta ante los problemas grades. Su primer paso hacia la afirmaci6n cubana, hacia el 6xito vital, estc dado. No ha resuelto, pero se ha planteado ya, la' grave cuesti6n. Contempla con toda precisi6n que si un nuevo edificlo politico se levanta arbitrariamente, con un armaz6n inadecuado a las exigencias hist6ricas cubanas, y se cierne coactivamente sobre las inconformidades hondas, pero minoritarias, de los cubanos mejores, habr6 sido vano el rudo esfuerzo de las filtimas luchas politicas. JQu6 directrices filos6ficas deben postularse para la tarea arquitect6nica? jPodr& el estadista, modelador supremo de formas politicas sobre ]a sustancia vital de la Historia, formular o descubrir las normas de su arte trascendente? ,Es intuici6n o sistema? ..