152 DAVAB 4. Hay otros personajes en esta obra, y tambin la his toria de un periodista entregado a una labor comercializada que detesta, porque le impide concretar sus sueos de una obra de bien, acosado a su vez por el instinto de una mujer. Hombre y mujer acosados por el instinto ciego del placer. Es te periodista puede defenderse mejor, es verdad, pero su mis ma lucidez le permite ver al mismo tiempo su fracaso. Es tan trgico este ser como el de Angela Custodia, pero desde el punto de vista de los valores dramticos de la obra, los que se refieren a esta ltima son ms trascendentes, alcanzan ms fuerza, nos conmueven y convencen totalmente, y nos identi fican con la tragedia de un ser que quiso ser de otro modo, olvidando que la misin de la raza humana es aceptar la vida y no negarla. 5. Tenamos la esperanza de que este nuevo estreno de Eichelbaum, uno de. los ms importantes de nuestro teatro en los ltimos aos, despertara un inters renovado por sus obras. Al ao, puede decirse que no ha sido as. Por una razn o por otra Dos brasas, uno de sus mejores dramas no ha podido llegar a la escena, al punto de que se ha visto obligado a autorizar su publicacin. Y en cuanto a los teatros indepen dientes, no parecen mayormente dispuestos a interesarse por las obras de Eichelbaum, cuyo repertorio, sin embargo, podra proveerles oportunidades muy amplias de trabajos excelentes, con obras cuyo aliento universal circula a travs de formas nuestras, que les son mucho ms asequibles que las de las obras extranjeras que prefieren dar. Es incomprensible. Acep tamos que la ambicin de ofrecer dramas de Ibsen (lo hemos citado al azar, pero la verdad es que es otro ignorado) o de ONeill sea muy fuerte, pero no vemos hasta dnde sea ex- cluyente. Y, francamente, entre nuestro Eichelbaum de Rostro perdido, Un guapo del 900, Vergenza de querer, Dos brasas y tantas otras, y los autores a la moda europea cuyos nombres no interesan, creemos que hay motivos de sobra para elegir al primero. PABLO PALANT