A un ao de Rostro Perdido |t t tace un ao, despus de diez de ausencia de las car- I I teleras, pero no del trabajo creador, Samuel Eichel- baum volva a un escenario con Rostro perdido, intenso drama que la compaa Rosa Rosen estren en el Bue nos Aires. A la distancia, conmueve advertir cmo el drama permanece en el alma del espectador y cmo el drama feme nino adquiere una fuerza potica trascendente. Angela Custodia vive el drama del ser dividido entre su pureza y su barro. Ella vive entregada al dulce recuerdo del marido muerto en un accidente, pero cuyo cadver no ha visto, y entonces ha quedado en ella como un ser vivo y ausen te, como un recuerdo por siempre amado. Ese amor trgica mente perdido, y su afn de pureza, son la base de un alma que se mantiene limpia, que dedica sus afanes a su hija y que siente que su vida se cumple dentro de caminos gratos y tranquilos. Entonces aparece Carlos Mara, el Don Juan que slo siente la voz de la piel, situado a tal distancia espiritual de ella que parece imposible pensar en una unin cualquiera. Pero l pone sitio a la fortaleza, despierta a la hembra, la en- ceguese con la luz brutal de su instinto, le hace ver que ella es Pablo Palant es uno de los valores jvenes surgidos de las filas aguerridas de la escena independiente. Merece anotarse que ha repre sentado todas bus obras pero ninguna en teatro comercial. Figuran entre sus piezas: Jan el Antisemita, Esta Mujer Ma, Los Das del Odio, El Cerco, y El Angel Cruel. A travs de su juicio sobre Eichelbaum dos generaciones se enfrentan, y resulta de este modo muy significativa la admiracin de los nuevos hacia el primero de nuestros dramaturgos.