146 DAVAE De pronto Jos sinti que alguien lo tironeaba de la man ga. Se volvi; ante l se encontraba un rapaz de unos cuatro o cinco aos, paliducbo, revueltos los lacios cabellos deste idos, que le tendi una manita huesuda y delgaducha: Tienes chocolate, Tommy, dame un trocito ?.. peda con el mismo tono confianzudo que los nios del mundo entero demuestran hacia el soldado, fuese cual fuese su uniforme. Jos introdujo mecnicamente la mano en el bolsillo su perior, donde acostumbraba guardar el chocolate del cual rara vez se serva. De pronto, el fresco recuerdo de Raquelita le quem las entraas. El nio que le pide chocolate es alemn. No, no se lo ha de dar. ¡Vete!... gritle severamente. Patty se volvi: Qu es lo que quiere ?... Chocolate ?... Espera, que yo se lo doy exclam dirigindose hacia el automvil. ¡No se lo dars!... pronunci de pronto Jos con extraa voz desconocida. El rapazuelo retrocedi mirando a ambos con tamaos ojos de asombro. A su vez Patty se detuvo observndolo con una interrogante en el rostro. Por qu? Por qu no se lo he de dar? El chico es alemn; son infanticidas esos jerrys respondi Jos. Irritado el irlands le devolvi una mirada retadora. Escucha dijo reposadamente. El nio no tiene culpa de nada. Adems el chocolate es mo y no intentes darme rdenes. Te imaginas que tal vez voy a hacerte caso? Se aproxim a su asiento y de la caja de herramientas retir una tableta de chocolate. Toma dijo llamando al nio, que a la distancia se mantena a la espectativa. Los ojuelos del rapaz resplande cieron en el demacrado rostro paliducho. Se acerc y extendi la mano, pero en el mismo instante, Jos le arrebat el cho colate y se lo pisote con su pesada bota de soldado. Dije que no se lo habrs de dar. repeta con sorda voz obstinada. Toda su sangre se le agolp en el rostro.