JUDIO DEL NUEVO MUNDO 137 po infinito. All slo abundaba la mantequilla y el pan. Po dan baarse en leche, pero no era sa la felicidad; eran otros los bienes que aoraban. La vida en el campo era spera y penosa. Todos los co mienzos desmoralizan y ms an los de la colonizacin. Elizer cay enfermo. Tuvo que bajar a Buenos Aires para atender su salud. Cuando lo hizo result demasiado tarde. Muri en el Hospital Alemn, sin tener a su lado a ninguno de los suyos. La J. C. A., cumpliendo lo contratado, slo poda trans ferir el convenio a un heredero directo de Elizer, siempre que fuera casado. Mi padre era an soltero. No contaba die ciocho aos. Fu necesario buscarle novia de inmediato para desposarlo sin prdida de tiempo, a fin de conservar la pro piedad del campo y salvar de este modo a los familiares de una nueva emigracin. Mi madre era la nica mujer en edad de contraer nupcias que resida en la colonia. La eleccin fu imperativa. Los mayores se pusieron de acuerdo, los novios se trataron durante algunas semanas y la boda se realiz sin pompa alguna. Mam dej a los suyos para instalarse en la chacra de su joven esposo. El cuarto vaco dejado por Elizer se destin a la nueva pareja. Algunos bales y maletas que fueran de pertenencia del muerto, se depositaron junto a otros trastos viejos e implementos en desuso, bajo el cobertizo, donde se encontraba la batea para lavar la ropa sucia. Esa tarea importante y desalentadora fu encomendada a la nueva ama de casa, por ser la ms joven y fuerte. Doblada sobre la tabla de lavar, mam pasaba all varias horas de su larga jor nada. A pocos metros estaba el pozo, de donde extraa el agua con un balde sujeto a una larga vara, acarrendola hasta cubrir media tina, contenido que volcaba y repona varias veces durante su trabajo. Realizando una u otra cosa, conver saba con los que se acogan a la sombra del tinglado, u obser vaba el movimiento silente desarrollado en el vasto mbito. Un da decidi sacar de uno de los bales las cosas que con tena, para depositar all la ropa seca que descolgaba de la cuerda a fin de evitar que cayera sobre ella el polvo que levan taba el viento persistente. Entre algunos fardos de cueros resecos fu colocando los cuadros, botas, libros, papeles, ropa gruesa, sombreros y cajas