LA DRAMATURGIA DE PERETZ HIRSHBEIN 127 de su amargo destino de cuya red no puede evadirse; indas deformes, solitarias, truncas, marchitas, aisladas en su deses peracin como nufragos. Tales son los personajes de su drama en un acto Mundos Aislados. En un stano vegetan nufragos humanos: un ser invlido, sin brazos, ni pies; un tronco deshojado, carne magullada, y una boca que grita y maldice. Grita, maldice, implora, mas nadie escucha sus lamentos, en tanto por encima de su frente teje su red la araa. Harta gente hay en el stano, mas nadie lo escucha y nadie lo ve; cada cual est abismado en su propio mundo: as el demente que escudria en los puntos y rayas del muro descascarado el camino indicado hacia el ro Sebas- tin; as Jaimke, el nio harapiento que disea un gran edi ficio soado; as la vieja Sara, la de la boca desdentada que suea echada sobre la estufa, su sueo de una rebanada de pan y unos trocitos de grasa. Ninguno ve, ninguno oye al pr jimo. Todos aislados en su mundo, el eterno mundo aislado del individuo. Un elemento ilumina empero hasta sus ms brutales dra mas : la poesa. Hay poesa hasta en los stanos y en el abismo de la degradacin y en la brutalidad de los seres cados, y sus personajes dejan con frecuencia de ser entes de carne y hueso para representar figuras potico-simblicas. Tal vez la nica obra dramtica suya exenta de ese tono potico peculiar sea su drama La Carroa; pero Hirshbein reneg ms tarde de ella. Es figura potica la abuela ciega de la pieza en un acto: En las Tinieblas; asimismo lo es la nieta, adolescente que se niega a volver a la fbrica donde sus pulmones inhalan el aire viciado por el tabaco, y su rostro, sus mejillas, sus manos, se marchitan y ella, lentamente se va transformando en mo mia, tal como toda la gente que trabaja en su derredor. Per manece la nia en el stano, cerca de la anciana ciega, y su ropa se pudre colgada de la pared, mientras ella se marchita en las miasmas del stano. Quin puede arrancarla del abis mo ? ยก Nadie! Ni el padre, el cargador, aplastado por el hambre y la penuria. Tampoco su novio, el deshollinador, que nada posee para ofrecerle, fuera de su propio desamparo. Qu des tino los espera? De nuevo el stano, y traer al mundo nuevas