90 DAVAB gran cementerio judo del East End. Aquel da hubo terribles tempes tades en Inglaterra. Trombas de agua helada hacan vacilar las negras siluetas hundidas hasta los tobillos en la arcilla. Slo se poda avanzar tirando violentamente cada pierna para arrancarla del suelo. La lluvia, sin embargo, slo golpeaba los rostros en aquel campo sin rboles, des nudo, nada ms que los rostros que ya chorreaban, nada ms que este rostro, a mi lado embadurnado de negro por el color de un gorro de papel desteido, que distribuan en la puerta del cementerio a guisa de sombrero. Cmo esta desolacin no iba a evocar la desolacin lujosa del viejo cementerio judo de Praga donde Kafka est enterrado? All, en aquel lugar extrao donde la vegetacin acorrala a la piedra, Kafka est en terrado junto al padre y a la madre con los cuales tuvo tantas dificul tades para reunirse en vida, con los que jams pudo reunirse. Pues si Dora Dymant no tena familia, en el sentido en que Kafka tuvo una, ella est entre "los suyos en el nico lugar que pueda sin duda an pertenecerle en la Europa que quiso dejar dos veces y donde dos veces la muerte la retuvo. Dora Dymant no vivi verdaderamente en Londres. Con la parte ms intensa de s misma, la ms inaccesible al cambio, viva en 1923 en Berln, ms bien el Berln de posguerra viva intacto en ella. Con toda su energa, su amor por la vida, su coraje y su lucidez, viva en Whitechapel y cumpla el nico trabajo que se senta llamada a realizar. Pues si Dora Dymant no pensaba deber intervenir en el debate que se abri un poco en todas partes sobre Kafka, tom para s una difcil tarea, una tarea que dejara quizs un da de ser necesaria pero que por el mo mento era imperiosa: salvar la lengua idisch de la muerte que la ame naza, all donde puede ser momentneamente salvada. La poesa y la literatura idisch eran a sus ojos la nica parte de verdad que poda pre servar y transmitir. No solamente escriba adems de sus notas sobre Kafka, deja un gran nmero de escritos en idisch que debern apare cer sino que organizaba conferencias, reuniones, sesiones de lectura, representaciones, durante las cuales se disfrazaba y lea varios papeles a la vez, declamando, imitando, cantando, haciendo cantar, y desplegando ante el pblico, al que haba que hacer volver hacia antiguas emociones casi olvidadas, las extraordinarias dotes de artista que no haba querido desarrollar en el teatro. Est de ms decir que en esta actividad no pona la pasin hacia las cosas ya muertas que tantas veces revela el aficionado al folklore.