VALORACION DE KAFKA 83 precisamente nos trae a las mientes al arte de Chaplin sino que est presente al lado o formando parte de los episodios de ms tensa expresin dramtica. Reside tanto en los tres hombres de barba y levita que habitan solemnemente la casa de los Samsa {La Metamorfosis) como en los episodios con que comienza el proceso de Jos K... o en las tribulaciones del agrimensor F. (en El Proceso y en El Castillo) ; tanto en la inolvidable figura de los ayudas (en su ltima novela) como en la irnica presen tacin de Klamm o del abogado Huid en aquellas dos. En algunos casos lo grotesco se confunde con lo siniestro: basta recordar a Gardana, en El Castillo o a la corrompida Brunel- da, en El Proceso, imgenes una y otra de entidades decadas de su misin. Pero, como lo anticipramos, este humor no puede separar se de la manera esttica de Kafka. El humor es la obra, del mismo modo que lo es su particular visin potica de las cosas, de la cual se ha hablado mucho menos, curiosamente, que de su filosofa. Se ha pensado poco que sus consecuencias metafsicas resultan por implicacin: que son inmanentes e indeliberadas, por decirlo as, en su obra. Proceden de las cosas mismas, si se las mira del modo genialmente objetivo con que las ve Kafka; es decir, reducidas a su mnima presencia, libradas, por tanto, al hecho mismo de su existencia inmediatamente inexplicable, desconcertante, absurda. Menos se ha pensado en el vario pro cedimiento de su esttica, con ser el tema de una importancia primordial. Es Kafka el novelista, es decir, el artista, quien debe interesarnos primero, si es cierto que todo en l proviene de su don especfico. Es bajo este aspecto que quisiramos con siderarlo, siquiera fuese brevemente. Equivoca el lector comn si cree que la originalidad de Kafka reside slo en sus asuntos. Y a este respecto parece in til afirmar que una caracterstica de absoluta particularidad la encontramos en la marcha de los mismos: es decir, en la tcnica. Es sobre todo aqu donde lo que hemos llamado la congenialidad con el autor resulta ms urgente. De otro modo mal se comprenderan aquellos rasgos esenciales que se rela cionan de un modo directo con la captacin profunda de la obra. Qu goce experimentarn frente a ella esos lectores que tienen la atencin puesta en el final, que lo esperan todo del suceso como acto cumplido, es decir, como sucedido, si uno de