VALORACION DE KAFKA 81 mediante un procedimiento que nos recuerda las pruebas de Kierkegaard: revelacin de lo absurdo en el seno irrisorio de las cosas mismas, de las situaciones. Y este gran paso que el filsofo dans da en el orden de un pensamiento que procede, ya, fenomenolgicamente, por bsqueda de lo elemental y ex posicin de lo aparente, Kafka lo da en el orden de una des criptiva que se cie a la cotidianidad como a lo primero, a lo sustancial, mostrndonos su grandeza en el hecho mismo de su gratitud, de su abandono. Como si por lo mismo fuera a refu giarse all la Gracia misma. Esta exaltacin de lo simple o de lo banal que advertimos aqu y all en la obra de Kafka y que se manifiesta de un modo orgnico, funcional, tanto en su minuciosidad descriptiva como en su consideracin crtica de lo minsculo, pertenece de un modo caracterstico a su te mtica, emparentando su filosofa con el existencialismo prs tino de su maestro. Decimos esto ltimo porque creemos que Kafka no puede ser visto a la luz del existencialismo posterior, por mucho que pueda contar entre los que entrevieron el mundo y las situaciones a que dicho existencialismo responde. Y al decirlo pensamos especialmente en el existencialismo ateo, dentro del cual no cabe, por supuesto, la metafsica ni el habi tas religioso de Kafka. Otras implicaciones encontramos asimismo en lo que lla mamos su narrativa menor. Esta, como sabemos, se produce a lo largo de toda la carrera literaria de Kafka. Ya en su primera poca encontramos en los aplogos la preocupacin por proble mas de vasta hondura. El del Bien frente al Mal lo hallamos en Descripcin de un combate, obra de juventud y es tambin escrito de los primeros aos el titulado Contemplaciones, en donde asistimos a las primeras expresiones que se relacionan con su vida personal y sus conflictos ntimos. No son sino ejemplos de las dos grandes lneas en que se divide su activi dad literaria: la que atiende a los temas metafsicos que lo acucian y la que se ocupa en los conflictos de su destino terre no, cotidiano. Ya dijimos empero que toda su actividad litera ria corresponde a su Diario, tan inseparables son en Kafka las condiciones del escritor y del hombre. De cualquier modo, no hay gran tema que no solicite su atencin y el del saber, preocupndolo hasta el fin de sus das, es un ejemplo dentro de sus escritos menores (si as puede llamrseles) tales como