80 VAVAE mo que anima sutilmente las pginas de sus novelas mayores brilla, sin embargo, de un modo ms directo y accesible. Nada hay de simple, sin embargo, en l. Lo ingenuo est en la pre sentacin, en la marcha, no es el suceso. Pero las peripecias de un joven inmigrante reclamaban aquel tipo de humor, tan cercano, en su tragicomedia, al arte de Chaplin. No podemos olvidar, ni aun en la rpida valoracin que enunciamos, la narrativa menor de Kafka. Por mucho que este escritor se muestre igual a s mismo en el trozo aparentemente ms insignificante. Relatos como Las Armas de la Ciudad, El Vecino o Un Contratiempo cotidiano no pasan de unas pginas. Nos sobrecogen, sin embargo, con esa hondura tpica que en contramos en las obras mayores. Por otra parte, obras como La Colonia Penitenciaria o La Muralla China habran bastado para constituir la fama de su autor. Hay en la una y en la otra una simbologa que anota los temas de la justicia humana como remedo de la que el hombre aspira desde su minsculo puesto, tanto como el sentido mismo, ltimo, del universo y del hombre y en uno y en otro caso con el empleo de la irona ms sabia. La idea de la construccin, empleada en La Muralla China como recogida en Las Armas de la Ciudad, una cons truccin frustrada, en definitiva, por la misma causa esencial que provoca la confusin de las lenguas, es el motor de un pensamiento que pone en el ansia final de aquella reconcilia cin suprema que es Dios, su acento ms profundo. El proble ma del ser del hombre lo encontramos aqu con la misma fuerza expresiva que en El Castillo, con la diferencia de que en este caso, bajo la apariencia de un informe, aquella idea adquiere la apretada conviccin del alegato. Pero se trate de sus obras mayores o menores encontramos en Kafka un mismo ideal, una misma inquietud. Y este ideal, esta inquietud, tiene por centro una trascendencia que vuelve, invariablemente, al hombre mismo, con sus miserias y sus grandezas. El punto de partida es este hombre cualquiera este uno, tal como se mueve en una realidad que le es indiferente y que, por lo tanto, lo libra sin Providencia posible; al seno de su propio abandono. Si alguna filosofa se desprende de Kafka, si alguna metafsica cabe descubrir en la evidente simbologa de sus relatos, esta filosofa o esta metafsica parte del hecho concreto de la escasez del hombre y ello