70 DAVAB sito predomina en las conferencias: proclamar al Dios viviente que es el Dios de Israel en contraste con las deformaciones, caricaturas y seudodioses con los que se le confunde tan a menudo. Slo que esta vez Buber.lleva a cabo su propsito den tro de un pensamiento tpicamente judo. Buber intenta nuevamente definir su pensamiento en fra ses significativas de espiritualidad contempornea. En el se gundo artculo La Pregunta Silenciosa advierte Buber el hecho sorprendente de que mientras en la primavera de la sociedad moderna los judos espiritualmente importantes re tornaron al cristianismo no por la religin cristiana sino por su cultura... actualmente la simpata de los judos espiritua les hacia el cristianismo est arraigada en una sensacin de carencia y de ansias religiosas. Toma como ejemplos a Henri Bergson y Simone Weil, ambos judos, que buscaron en el cristianismo la verdad religiosa que perseguan. Buber mues tra claramente que los dos casos no son iguales: Bergson se alej del judaismo porque en realidad no lo comprenda y confundi su deformacin con la realidad; por el contrario, Simone Weil, sin conocer mucho al respecto, comprendi el espritu pleno de vida del judaismo y lo odi con toda la in tensidad de su mstica espiritualidad disolvente y negadora de la vida. Lo que detestaba en el judaismo, en Israel, lo hall tambin en el cristianismo y por eso, por la atraccin que ejerci sobre ella la mstica cristiana, no pudo decidirse a in gresar en la Iglesia; sta era an demasiado juda para ella. En el curso de esta controversia con Bergson y Weil, Buber desarrolla temas bsicos de la fe juda: el Dios vi viente; Israel como pueblo de Dios, considerado como una categora religiosa y no la simple identificacin con el pueblo actual; la trascendencia de la justicia en el amor; la interrelacin orgnica de lo universal y lo particular (No obstante, dentro de tal universalidad hay una particulariza- cin de la vocacin) del amor a Dios y a los semejantes, de la actualidad y el futuro mesinico de perfeccionamiento, de ser y actuar. Si Bergson hubiese conocido la plenitud y lo ntimo de la fe juda tal vez habra hallado en la misma cuanto buscaba. Por qu no la conoci as? Por qu no la conoce as el mundo? Y por qu no la conoce as la judera contem-