DOS LIBEOS DE MASTIN BEBER 69 que las disertaciones sobre Religin y Filosofa y Re ligin y el Pensamiento Moderno (Sartre, Heidegger, Jung) junto con el trabajo anterior El Amor a Dios y la Idea de la Deidad (en que Buber revela cmo el autntico amor a Dios de Hermann Cohn le condujo, casi contra su voluntad y ciertamente contra su conciencia filosfica, a un Dios que ya no es una idea) son de relevante calidad. Esto no significa, por supuesto, que el pensamiento de Bu ber presentado en este volumen est fuera de toda crtica. Consideramos por ejemplo que mientras es demoledor en su crtica de los seudodioses de la filosofa, se muestra moderado contra la seudorreligin del misticismo, en el que existe la mis ma sustitucin del Dios viviente que entra en relaciones perso nales (Yo-T) mediante una divinidad impersonal que se puede contemplar y tal vez unido a la misma en ltima ins tancia. Sin duda, en el ltimo anlisis, como revelan los ejem plos de Platn, Plotino, Spinoza y muchos pensadores hindes, no se distingue entre la filosofa y el misticismo; la deduc cin de los primeros conduce al conocimiento armnico del ltimo y es absorbido por el mismo. Buber se muestra muy dispuesto a descubrir signos de un encuentro personal implcito en la experiencia mstica y de un T personal im plcito en la deidad impersonal de la mstica. Desde otro pun to de vista, Buber equivoca seriamente (en su trabajo Re ligin y Etica) la naturaleza de la tica cristiana porque, pese a todo, considera el cristianismo la clase de fe indivi dualista como la que creyeron los protestantes del siglo xix y (en parte) los catlicos. La autntica doctrina cristiana de la Iglesia como pueblo de Dios tan arraigada en el pen samiento cristiano actual parece no captarla, tal vez porque con su fondo romntico alemn no puede concebir a un pueblo sino como un pas. De todas maneras estos puntos en los que no concuerdo son secundarios y no afectan en lo ms mnimo la extraordinaria significacin de su obra. T1 Retorno se compone de tres disertaciones sobre ju- JL_dasmo pronunciadas el ao pasado en Nueva York bajo los auspicios del Seminario Teolgico Judo. Un mismo prop-