Un Hombre de su Pueblo Banderas a media asta, cabezas doblegadas en luctuoso silencio, corazones que laten al ritmo del dolor, unironse en el da en que Jaim Weizmann entreg su ltimo aliento. Borrronse dis tancias y fronteras en el mundo judo. Miles de judos en Jerusaln, Tel Aviv, Jaifa y Elilat lloraron al Presidente de Israel. Lamentaron la muerte del maestro de su generacin miles de judos de Buenos Aires, Nueva York, Pars y Johanesburgo. Y quien sabe cuantos corazones no lloraron en silencio, en aquellas disporas donde al judo no le es permitido revelar sus sentimientos, all donde no se puede siquiera traer a los labios el nombre de quien se transformara en smbolo de la lucha juda por la libertad en nuestro tiempo. Nuestro dolor es el vuestro, y por eso, al venir a hablar a esta asamblea recordatoria no he de agradecer al judaismo argentino por su profunda y sincera participacin en el duelo del Estado de Israel. Slo dir que si Jaim Weizmann pudiera ver cmo todo el pueblo, ese pueblo a quien l tanto quiso, se encuentra hoy unido en respetuoso silencio ante su tumba, sin duda hubiera dicho con esta sonrisa sabia, que tanto conocamos: Vala la pena; todo vala la pena: la pobreza en la aldea, Mtele; las discusiones y las polmicas en las Universida des de Suiza; la lucha, dentro del sionismo, por el trabajo lento, gris, empecinado en Palestina. La dura lucha por los derechos polticos del El Ministro de Israel en Buenos Aires, Dr. Iacov Tsub, al reflejar la profunda emocin causada en el pueblo judo por la desaparicin de Weizmann, se refiere con palabras emocionadas a las alternativas de su vida. En su artculo publicado en el N1? 29 de Davar, Weizmann y el Weizmanismo haba ya descrito el Dr. Tsur algunos aspectos de la personalidad del estadista.