EL HOGAB DE WEIZMANN 47 La casa en la calle Melchet de Hadar Hacarmel fu el obsequio del Dr. Weizmann a su madre, cuando logr sacarla de Rusia a principios de 1920. All vivi ella con un hijo mayor, Feivel, que en la juventud tom a su cargo las responsabilidades familiares despus de la muerte de su padre y sigui con el negocio de las maderas, de manera que cada uno de los hermanos y hermanas (eran quince) pu diera estudiar. "A los primeros ocho hijos record ella, les dimos dos nom bres, pero luego economizamos. Jaim era Jaim Azriel. La madre era la fuente de energa familiar. A los diecisis aos adoraba a su sabio y pobre esposo y logr que permaneciese con sus libros mientfas ella se ocupaba de las finanzas. "Pero cuando not que llegaba mi primer hijo, recordaba, le dije a mi marido: "Dios nos bendijo. Ahora eres t quien dirige la casa. Y le entreg el dinero que haba ahorrado. Ella aprendi a leer y escribir a medida que los nios hacan sus deberes en casa; de los menores, que iban al jeider aprendi hebrasmo; de los mayores, que estaban en el gimnasio, captaba una palabra rusa, un verso alemn o un nombre francs. Despus, cuando ellos regresaban durante las fiestas y vacaciones de verano de la Universidad, le traan el mundo, un mundo de extraas facetas y colores y le traan amigos de ciudades y pases lejanos. Participaba en la conversacin, de la que entenda muy poco, pero en la que adverta la evolucin de sus nios y los amplios horizontes que se les abran. Jaim trajo una cuna para el nuevo hermanito al regresar en verano de una Universidad de Alemania. Ella estaba segura que un da l se sentara en alto sitial. Por eso, a diferencia de los dems hijos, compraba para Jaim camisas de fino hilo o seda, cuando muchacho, y para ratificar la seguridad en su futuro repeta la exclamacin de una campesina que al mirar a su hijita en la cuna deca: "Lea Raquel, naciste princesa. Sesenta aos ms tarde, en su hogar de Haifa, esperaba a su famoso hijo para Pascuas. Una vez ms se reuniran bajo el techo familiar y revivira Mtele como siempre cuando se reunan los Weizmann. Y la pequea directora del hogar, semiciega y cargada de aos se reconfort en su majestad matriarcal. "Entibi el nido para mis pichones deca. Jaim, por supuesto, dirigira el seder. Cualquiera fuesen los idiomas que usaban sus hijos en sus hogares