PEBFIL DE JAIM WEIZMANN 37 manifestaba en Weizmann, en momentos de alegra, y merced al cual consegua persuadir a quienes con l hablaban y conquistar su sim pata para nuestra causa. Era la magia de su personalidad, ms que sus argumentos, la que creaba amistades. Dotado de un fortsimo ins tinto psicolgico, saba cmo dirigirse a cada uno de la manera ms eficaz. Ello explica la profunda impresin que produjo en las grandes figuras polticas de la actualidad: Balfour, Churchill, Lloyd George y Roosevelt. Cuando en la Segunda Guerra Mundial, y por razones propias de la Gran Bretaa, el primer ministro Churchill adopt una poltica antisionista y se neg durante meses a conceder una entrevista a Weizmann, un colega suyo le pregunt: "Por qu rehsa usted recibirlo, cuando nadie ignora la gran admiracin que le tiene? "No puedo le contest Churchill me quitara el sueo por las noches. Esto es apenas un ejemplo de la extraordinaria influencia que ejerca Weizmann. Por supuesto, hay que tomar en consideracin la irresis tible fuerza de sus argumentos. Mas el factor preponderante en sus relaciones de hombre a hombre, era el arrollador influjo de su per sonalidad. Lo mismo puede decirse de Weizmann orador. No era un orador; careca en absoluto de la tcnica y maas de la retrica. Y sin em bargo, he conocido a pocos que dejaran tan profundas huellas como Jaim Weizmann. Hablaba con ingenua sencillez, mas por detrs del verbo estaba el hombre de arrebatadora personalidad. Hay casos en que se recuerda un discurso, mas pronto se olvida al orador. Otros hay en que la personalidad del hombre sobrevive mucho tiempo en nuestra memoria al eco de sus palabras. Tal era el raro poder de los discursos de Weizmann. En la tribuna durante los grandes debates histricos del sionismo. Weizmann no era un gran orador; era un fe nmeno. La palabra era pata l un mero pretexto para proyectar la influencia de su persona. Por ende bastaba hallarse en su compaa para que sus amigos, muchos de quienes se encuentran hoy aqu re unidos, experimentaran una gran satisfaccin intelectual y emotiva. Con todo lo dems que pueda decirse de l, la vida en torno de Weizmann era un drama constante y todo dilogo con l, una gran experiencia. No entenda nada de organizacin rutinaria y administrativa. Ha blando con l un da le dije: "Para usted cada da es una gnesis; el universo se recrea de veinticuatro en veinticuatro horas. Por ende era excitante, dramtico, todo contacto con Weizmann.