OEACION BE BEN GlION 19 Este vstago francs del abolengo de los Rotschild fu iluminado por la visin del surgimiento de su vieja patria y hasta el fin de sus das, que acaeci a una edad avanzada, fu esta visin la meta de todos sus pensamientos y de sus anhelos ms ntimos, de lo que tuve ocasin de convencerme en una conversacin mantenida con l, pocos das antes de su fallecimiento. No le precedi ni le sucedi persona alguna de recursos financieros tan vastos y de espritu tan generoso que haya beneficiado tanto a su pueblo con la bendicin de su riqueza y amplitud de su alma. Cometi errores y olvid a veces que lo fundamental es el hombre en su capacidad creadora y reali zadora, pero no obstante sus equivocaciones, quin sabe si llegaramos a poseer lo que es nuestro hoy en da sin las pri meras obras de colonizacin sostenidas y ampliadas por el famoso filntropo. Mucho ms grande y potente fu la aparicin y la in fluencia de Iierzl, que cual un poderoso meteoro resplande ci sobre el cielo triste y sumido en tinieblas de la Dispora a travs del breve perodo de su actuacin sionista en total 7 u 8 aos logrando transformar con el esplendor de su visin y genio de estadista la faz de su pueblo, marcando un sendero nuevo hacia su redencin. Herzl fu el primero; soador y revolucionario crey en la posibilidad de abreviar distancias. Como la mayora de las definiciones debe tambin sta aceptarse con cierta re serva, pues Herzl no fu el creador de la idea sionista, ni un innovador en su concepcin estatal. Le haban precedido Pinsker, Kalisher, Alkalay, Spinoza, Don Josef Hanasi, Shlo- mo Molcho y otros. Pero fu Herzl el primero, por el vuelo audaz y luminoso de su visin y el primero en crear los ins trumentos para realizar su plan estatal. Herzl vino a su pueblo, al que casi no conoca, consiguiendo romper todos los lazos que le ligaban al pasado y a su ambiente de origen, y apresur la llegada a la meta, extinguindose en la plenitud de su vida. Weizmann no posea la riqueza inmensa de Rotschild ni ejerca el fabuloso encantamiento de los sueos de Herzl.