14 DAVAB El afn de apresurar el fin y la falta de paciencia de sus contrin cantes siempre le preocuparon. Slo contra su voluntad se complic en discusiones sobre la meta final del movimiento. Como brillante ora dor no las evit. No hubiera llevado al tapete los variados clculos diplomticos, como los del Estado binacional, Federacin, o divisin del pas, etc., si no hubiese sido obligado por las circunstancias. Pero cuando se dejaba enredar en esas discusiones era cuando ms se iba afianzando en su conviccin de que slo la obra de construccin del pas fomentara la benfica unidad de todas las corrientes polticas, y que en cambio todos los clculos polticos contribuiran a aumentar la confusin y agudizar las divergencias. Weizmann preconizaba la paz y llamaba a la concordia. Pero el pueblo se rebel contra este concepto pacfico, la actuacin mesurada y las discusiones sutiles y todo ese empeo de encontrar un camino de reconciliacin con los judos no sionistas, con los rabes y los ingleses. Ms de una vez provoc la ira del pueblo en contra suyo, y en dos ocasiones fu alejado de su cargo. Pero no por mucho tiempo. A poco le era conferida nuevamente la investidura de la presidencia y la carga del conductor. El pueblo no alimentaba profunda fe en que su camino condujese verdaderamente a la redencin de un futuro no muy lejano. Ni l mismo tuvo esa seguridad. Fu un hombre de ciencia que se ocupaba de objetos visibles y tangibles. Si hubiese dependido de l hubiera renunciado en horas graves a las llamadas cosas grandes y se hubiera contentado con poco, a con dicin de que dentro de ese poco hubiramos podido disponer de com pleta libertad de accin. Agachaba la cabeza frente a la embestida de cada ola y vinculaba sus esperanzas a posteriores coyunturas con tal de conservar las fuerzas vitales acumuladas. En su empeo por lograr la concordia disminuy el paso en el camino que se traz, un camino angosto y lleno de dificultades. Pero en el movimiento rein muchas veces otro temperamento, el cual rehusaba reconciliarse con las condiciones reinantes, rechazando rotundamente la consigna de que "lo impuesto no debe ser denunciado. El movimiento pretenda dar plena y pblica expresin a su deses peracin y su ira. Anhelaba la conduccin de quien supiese elevar la voz por encima del trueno del combate poltico. Al agotarse la pa ciencia del Movimiento, la fe sola, sin ser acompaada de una accin adecuada no poda apaciguar su nimo atormentado. La cmoda pers-