ECONOMiA Y CIVISMO 397 La distinci6n entre los buenos y los malos hombres estaba encomendada a Gascue. Todo buen espahol estaba obligado a delatar a quien- quiera que hubiese mostrado su adhesion al ;&- gimen constitucional, la delaci6n mir6se como excelente virtud del ciudadano. Los odios inve- terados, los resentimientos comprimidos estalla- ron entonces; las pasiones mis bastardas cobra- ron su imperio. La justicia que Gascue ofrecia a las victimas eya la justicia de Tac6n, el sitrapa que todo lo sacrificaba a sus rencores y a su empefio de per- petuarse en el mando de Cuba. Instrumento de esa justicia era la Comisi6n Militar establecida en La Habana, y a ella Labian ae ser remitidos cuantos fuesen acusados de haber auxiliado a Lo- renzo. Asesor de Gascue fu6 don Juan Miret, nom- brado por Tac6n desde noviembre de 1836. De esa justicia no escaparon ni militares, ni paisa- nos. Una de las instrucciones de Tac6n a Gascue fu6 que en el momento oportuno, cuando no hu- biese g6nero alguno de peligro, prendiese a los individuos de tropa que hubiesen faltado a sus debe.res apoyando eficazmente al general Loren- zo, y que bajo partida de registro, embarcase para La Habana a los jefes y oficiales, y remi- tiese a la Peninsula a los sargentos, cabos y sol- dados, que podian, segin las circunstancias del caso, ser juzgados en consejo de guerra.