xv No perd:6 tiempo el general Tac6n; por expre- so extraordinario remiti6 al general Lorenzo las reales 6rdenes de 19, 23 y 25 de agosto y le pre- vino que inmediatamente le entregase el mando al brigadier don Juan de Moya Morej6n. En la madrugada del pyimero de noviembre de 1836, recibi6 el gobernador de Cuba las 6rdenes para que las cosas volvieran al estado que tenian el 29 de septiembre. No quedaba duda: el Ministe- .rio estaba dispuesto a confiscar las libertades que a Cuba reconocia la Consttuci6n de 1812, seeun- dando asi, de una manera inesperada, la politica de represi6n que en la colonia segula al dspero proc6nsul. No mds que dos caminos se presenta- ban a Lorenzo y sus parciales: o proceder en el acto a la invasion del Camagiey, cuya guarnicidn era harto Yeducida para resistirle, o cumplir la orden de Tac6n y abandcnar el pais a su suerte infausta. Sobribale valor; pero faltibale consejo; todavia esper6. Hizo prender al brigadier Moya y se ape.rcibi6, no al ataque, sino a la defensa; 357