ECONOMIA Y CIVISMO 347 efectuada, estaba muy lejos de prever, estaba muy ajeno de presumir, que una divergencia procedente de la Ca- pitania General de la Isla, diese la sefial de una escisi6n que carece de racional fundamento y a6n de plausible pretexto. Porque si V. M. se ha dignado acceder a los deseos universales de la Naci6n, si, de acuerdo con ella, ha tenido a bien mandar publicar la Constituci6n politi- ca de la Monarquia; si la certeza de este acontecimiento descansa nada menos que en las gacetas oficiales de Ma- drid y en los demis peri6dicos de la misma Corte y del resto de la Peninsula; si el ejemplo dado por ste se ha seguido en la vecina isla de Puerto Rico y en el Depar- tamento Oriental de la de Cuba, Zqui raz6n podri ale, gar vuestro Capitin General para oponerse a los deseos de los pueblos, dar el escindalo de una divisi6n en la Isla, romper los vinculos de ]a armonia entre sus auto- ridades y ponerse en abierta pugna con el pronuncia- miento nacional y las Soberanas resoluciones del Trono? Fundirase por ventura en no haber recibido de oficio la noticia? Pero esta respuesta excusatoria, que es con- cluyente y decisiva en los casos ordinarios, no sirve de disculpa en los extraordinarios, en las crisis politicas, en aquellos poco comunes, en que es necesario deponer una parte del rigor de las f6rmulas para consultar mis importantes y vitales intereses. Asi lo han echo la isla de Puerto Rico y su digno y fidelisimo jefe; asi lo han hecho algunas ciudades de la Peninsula, a quienes ha bastado el conocimiento au- tintico de la deliberaci6n regia, sin necesidad de mis escrupulosas comunicaciones, asi se ha hecho en esta provincia a causa de estar yo convencido del buen juicio de sus habitantes, de la lealtad de sus sentimientos, de su ardiente deseo de participar de instituciones anilogas al espiritu del siglo, del profundo y general disgusto ex- citado por la distinta suerte con que esta Isla y la Me- tr6poli, han sido llamadas a la participaci6n de aquellas