x Tac6i no perdi6 medio de fomentar la divi- si6n y el odio entre los europeos y los criollos: el rencor por las derrotas que sufri6 en la guerra de la independencia de las colonias espaholas y el deseo de conservarse en el mando de Cuba in- formaron todos los actos de su politica recelosa e hip6crita. En vano se buscarA en toda la serie de los ac- tos pdblicos del dictador, uno solo que fuese ins- pirado por un noble sentimiento de respeto a la digniCad humana. La expulsi6n de Saco obede- ci6 a bastardos rn6viles pe.rsonales; los escrito- res tenian libertad para adular y pervertir, por- que una censura suspicaz y mezquna creia ver en los mis inocentes articulos un ataque a las instituciones politicas; la Secci6n de Educaci6n de la Sociedad Econ6mica de La Habana, los inspectores de escuelas pdblicas, la Universidad, el Seminario, los desterrados que volvian al pais, al cabo de afios de proscripci6n, hasta la misma Junta de Fomento, fueron considerados como centros de conspiraci6n. 321