316 CUADERNO DE CULTURA la Academia Cubana de Literatura fu6 lanzado de su patria. Mas quien algo conozea los elementos y las tendencias de las fuerzas sociales de Cuba, bien pronto percibird, a poco que penetre en el ca- ricter de los hombres que entonces figuraban y se agitaban, que en realidad la cuesti6n que se dilucidaba era la del comercio de negros a que se habia reducido el gran problema politico de la Colonia. Saco regres6 de los Estados Unidos en 1832; su nombre solo era una amenaza. El soberbio, el implacable conde de Villanueva no podia olvidar los golpes que Saco habia descar- gado sobre su protegido don Ram6n de la Sa- gra, en defensa de la reputaci6n literaria del su- blime cantor del Nidgara, el conspirador de 1823. Saco, Luz y Del Monte eran temibles: representa- ban las aspiraciones mas nobles y mis sanas de la sociedad cubana en frente de los hombres devora- dos por el afin de una explotaci6n codiciosa. Li- gados los nombres de esos patriotas a la suerte de la Academia Cubana de Literatura, era el hecho raz6n sobrada para que la naciente corporaci6n excitase la c6lera de Martinez de Pinillos, de O'Gaban, de Zambrana, y de cuantos fue.ron c6mplices de la odiosa oligarquia que tiraniz6 al pais. La agitaci6n que produjo el articulo en que Saco conden6 el trifico de negros, mantuivose