ECONOMIA Y CIVISMO 279 4 C6mo pensar en la colonizaci6n de los recien descubiertos paises, aquellos hombres endureci- dos, cuando el soldado mis oscuro podia jugarse el sol antes de salir? 1 Qu6 respeto podian inspirar las riquezas ni las propiedades a hombres auda- ces, acostumbrados al merodeo y al botin de las algaradas! 4 Qu6 humana consideyaci6n habian de merecer los indios a aquellos guerreros rudos, de armas superiores, y que corrian atraidos por la sed de oro? Si de Andalucia, de Castilla y de Ex- tremadura partieron los primeros conquistadors y pobladores, Zc6mo esperar que se despojasen del fanatismo y de la rapacidad que en su cardc- ter habian infiltrado los elementos semiticos y bereberes al cruzarse con los visigodos? No fu6 un sentimiento de odio o de desprecio parecido al de los lacedemonios, respect de Fili- po de Macedonia, el que excluy6 a los extranjeros del trato y comercio con las posesiones de Espa- fia en America. La adquisici6n de inmensas re- giones opulentisimas despert6 el recelo de la corte de Espafia, recelo que se revel6 en aquellas c6lebres leyes que prohibian al extranjero tratar y contratar con las Indias, o pasar a ellas, si no estuviese habilitado con naturaleza y licencia del Rey, o que se admitiese trato con 61, aunque fue- se por via de rescate, so pena de la vida y perdi- mIento de bienes: el avaro no queria que se co- nociese cudn grande era el tesoro que la suerte y la audacia de consuno habian puesto en sus