ECONOMIA Y CIVISMO 273 ra producir una prosperidad asombrosa, compa- rable por sus esplendores a las riquezas de Santo Domingo. La yeal cedula de 21 de octubre de 1817, sobre aumentar la poblaci6n blanca en la isla de Cuba, no habia de dirigjr a un pais de la zona t6rrida, donde el trabajo estaba envilecido, a otros emigrantes que a los que la miseria o las perse- cuciones politicas lanzasen de Espafia y de Ca- narias; 6sos, por inferior que fuese su posicion en el pais natal, no habian de descender al nivel de un instrumento de cultura, como el negro, el mulo, el buey, cuando por el color de su piel y la region en que nacieron podian contarse en el ni- mero de los sefiores. Po.r fortuna para la oligar- quia cubana, el gobierno de la metr6poli se mos- traba dispuesto a convertirse en c6mplice de los contrabandistas negreros, y en el tratado de 17 de septiembre de 1817 apenas existe cliusula que no fuese quebrantada por los colonos cubanos y por el gabinete de Madyid. Cuba se convirti6 en un vastisimo mercado donde concurrian los con- trabandistas de todas las naciones maritimas y con el trfifico de care humana se enriquecieron desde el Capita'n General hasta el capitdn de par- tido, desde el armador hasta el hacendado: en raudales de oro convirti6ronse la cafia, el tabaco y el caf6; levanthronse, de la noche a la maf ana, prodiglosas fortunas, que a veces se disipaban, en Ia orgia y en los garitos, con la misma facili- dad con que se habian adquirido; la metr6poli