ECONOMIA Y CIVISMO 259 mexicanos, sin excepci6n alguna, que pudiesen hallarse expulsados, ausentes, desterrados, ocultos o que por acaso estuviesen presos o confinados sin conocImiento de los gobiernos respectivos, cualquiera que fuese el partido que hubiesen se- guido do.rante las guerras y disensiones a que el trat'ado habia de poner t6rmino feliz, y se decla- ro, asimismo, que esa amnistia se acordaba por la interposici6n de la reina de Espafia, en prue- ba del deseo que la animaba de que se cimentasen sobre pyincipios de justicia y beneficencia, la estrecha amistad, paz y union que desde enton- ces habian de conservarse entre los sibditos del monarca espafiol y los ciudadanos de M6xico. Pero el gobierno de Madrid habia confiado el mando de Cuba a un proc6nsul Aspero y cruel en cuyo coraz6n ardian inextinguibles los senti- mientos del rencor y del despecho encendidos por las derrotas que sufriera en los campos del Peru. Tac6n odiaba, con pasi6n intensa, a todo hijo de America; para el duro soldado espafiol todo crio- l1 exa una criatura detestable. Mds auin: no concebia c6mo el gobierno de su patria pudo firmar el tratado en que se recono- cia la independencia de Mexico y se amnistiaba a los que habiai pugnado por la independencia de Nueva Espaia. En el cardcter impetuoso de aquel hombre implacable dominaba una pasi6n mds avasalladora que el despecho del vencido,