234 CUADERNO DE CULTURA consider6, si, como tal, el silencio del peri6dico en la muerte de Era. En la supresi6n de El Faro, como en el fusilamiento de los cincuenta expedi- cionarios bajo los muros del castillo de Atards, el general Concha cedi6 a la presi6n popular (88) : la supresi6n puede considerarse como un pretex- to, hdbilmente aprovechado por el general Con- (88) El general Concha no queria fusilar a Crittenden y sus compafieros, pero don Fructuoso Garcia Mufioz, jefe de policia, le pint6 de tal suerte el estado de exaltaci6n en que esa conducta tenia a los espafioles que el Capitin General se decidi6 a sacrificar a los cincuenta prisioneros. Dionisio Alcali Galiano, en su obra Cuba en 1858. alude a la indecisi6n del General en estos t6rminos: "Cual antes he dicho, ese rasgo de entereza que tanto real- z6 dentro y fuera de Espafia el prestigio del general Concha, por lo que en si era y por sus consecuencias, estuvo a pique de frustrarse, merced a su incalificable instabilidad de resoluciones. Despubs de no poco vacilar, habia triunfado la buena politica y se habia mandado la ejecuci6n de todos los prisioneros, cuando casi en el ultimo momento y durante la ausencia de una auto- ridad subalterna (hombre de nota no menos por su franqueza que por su energia, y hombre de los que todo mandatario de, biera apetecer contar en abundancia a su lado), se comunic6 contraorden, disponiendo que s6lo fuesen diezmados. Una ca- sualidad, verdaderamente providencial, hizo volver a Palacio al mencionado sujeto, quien al saber la moderna providencia ma- nifest6 su opini6n en tirminos bien explicitos. Conmovido de nuevo el General (y no quiero calificar tantas y tales fluctua- ciones) escuch6 los inconvenientes que en el estado de exaspe- raci6n de los inimos entre la tropa y la poblaci6n, podria aca- rrear su poco premeditada clemencia, y a consecuencia reiter6 la orden para el fusilamiento de todos, con tal de que no se les hubiere conunicado afin la gracia. Tom6 un bote la autoridad ya citada y a duras penas agotando sus esfuerzos., consigui6 1legar a bordo del buque en el instante mismo de ir a leerse la sentencia. iCinco minutos de retraso en su visita a Palacio o en la travesia de la bahia, y el golpe de rigor que tantos bene, ficios produjo al pais y tanto prestigious a la autoridad superior se hubiera echo a medias, malogrando la grande impresi6n moral!"