II Natural y propio parece que el titulo de un pe- ri6dico sugiera una idea de los prop6sitos que guian a sus redactores. Caeria, sin embargo, en error quien a Cuba quisiese aplicar ese princi- pio en los tiempos en que el pais estuvo entrega- do a la brutal dictadura de los Capitanes Gene- rales. Mal se podia censurar o impugnar cual- quiera resoluci6n --aunque fuese dictada por el mis lignorante y codicioso de los capitanes de partido- cuando no se permitia siquiera que un ayuntamiento expusiese sus pretensiones de la manera mds xendida y humilde. El pueblo cu- bano no existia, y el esclavo blanco, como el es- clavo negro, no tenia mds que un derecho y un deber: el derecho de envilecerse y el deber de adular a sus opresores. El peri6dico vefase some- tido a una censura recelosa, mezquina e ignoran- te (87) en los asuntos mis triviales, como eran los (87) Un gobernador de Puerto-Principe pas6 el ldpiz rojo sobre la palabra rept'blico empleada por don Manuel de Mon- teverde, uno de los escritores mis hostiles a toda idea que ten- diera a subvertir la dominaci6n espafiola o a menoscabar el in, flujo del catolicismo. 231