218 CUADERNO DE CULTURA ciones con que se dispensaba la instrucci6n pii- blica, limitaban al coytisimo radio de La Habana, casi aislada del resto de la Isla, por la falta de ficiles vias de comunicaci6n ripida, los benefi- cios de la ensefianza a un reducido nimero de profesiones. Varona, como la Avellaneda, como Bernal, tuvo que salir de su pais en busca de un campo en que sus naturales dotes no permanecie- sen latentes e inactivas. Tenia s6lo siete afios, cuando su padre le llev6 a Francia, -donde se edu- c6 e hizo todos sus estudios geneXales, era ado- lescente cuando pas6 a Filadelfia abcursar la Me- dicina, y, mis tarde, estudi6 las asignaturas que le faltaban para incorporarse y revalidar su ti- tulo en la Universidad de La Habana. Logrado este prop6sito, hizo un viaje cientifico por In- glaterra y Alemania, obteniendo titulo de la Uni- versidad de Edimburgo. Regres6 al Camagtiey y ocup6se en el ejercicio de su profesi6n. En el breve periodo que dur6 la agitaci6n reformista, permitida por Serrano y Dulce, Varona fu6 fundador y redactor de El Occidente. Por entonces di6 a luz trabajos exclu- sivamente literarios, entre los que sobresalen sus Proverbios de Sal6n que fueron Xepresentados y recibidos con aplausos. Los mas celebrados de estos fueron Diana al tambor mayor, y Los tres pies del gato. Cuando parecia llegado el momento de que los politicos espafioles comenzaran la obra de justa