204 CUADERNO DE CULTURAL bra que dude de la pureza de opiniones y de la sinceridad de afectos de F6lix Varela? A Qui~n, sin embargo, habrd que no experimente un mo- vimiento de sorpresa al compayar el Elogio de Fernando VII de 1818, y los actos posteriores de la vida del fil6sofo cubano, desde el punto en que pisa las playas de Espafia para tomar asiento en las Cortes, hasta que muere en San Agustin el afio 1853? IQu6 evoluci6n tan asombrosa hubo de verificarse en el Animo de don Francisco de Arango, pa.ra que el defensor vehemente del tri- fico de negros hasta 1817, legara a convertirse en el enemigo resuelto, en6rgico, que se revela por primera vez en la consulta que, como Inten- dente, elev6 el 7 de marzo de 1825 al Secretario de Estado y del Despacho de Haciendal (77) 1 Qu transformaci6n, qu6 revoluci6n tan radical entre 6xito en los negocios, ya que muchos hombres se adaptan al medio y no prosperan ni se levantan sobre el nivel ordinario de los que luchan afanosamente por la existencia; pero el sos' tenia que no estaba bien adaptado al medio social de Cuba el criollo que en la tribuna o en la imprenta atacaba el actual regimen colonial de Espafia. Si la adaptaci6n al medio social, asi definida, no es el eufemismo con que se disfraza la abdica- ci6n de ]a personalidad aut6noma del cubano, confieso que no alcanzo a vislumbrar el sentido esot~rico de una filosofia politi- ca fundada sobre el absoluto e incondicional rendimiento al imperio de una oligarquia concupiscente y audaz. (77) En esa consulta decia Arango al Ministro que habia manifestado al Capitin General su sentimiento de no tener au- toridad para poder perseguir el abominable trdfico, y que le hallaria pronto para bacer cuanto de 61 dependiese, a fin de "evitar un mal que, de varios modos, se opone a la moral p6, blica, a la tranquilidad ce esta Isla, o aun a las verdaderas ven- tajas de nuestra agricultura".