200 CUADERNO DE CULTURA ventilan, y romper, a6n a costa de doloroso esfuerzo, con los lazos que me unian al partido en que he militado, por cuya causa he sufrido, cuvo martirio ha sido mi marti- rio: comprendi que debia aqui pensar s6lo y escribir s610 como espafiol, y no como hombre de partido; que debia olvidar mis simpatias como mis odios, consideran, do siempre a todos los partidos y a todos los hombres que juegan en la politica general de la Naci6n, como espafioles 6inicamente, con el respeto y consideraci6n que todos merecen, juzgando y apreciando sus doctrinas y sus actos, con severidad a veces, con benevolencia siempre; pero siempre tambi~n bajo el punto de vista de los intere- ses y aspiraciones particulares de esta provincia, sin rom- per con lo que exigen a su vez los intereses y las aspi- raciones de la masa general de la 1Naci6n y de la mayo- ria legal de los espafioles. Luego agregaba: He creido aceptar lo que la Patria acepta, defender lo que la Patria defiende, ser siempre leal soldado de la causa nacional, prestindole incondicio- nal apoyo, e inspirindoles ese mismo criterio a los que aqui, por vivir apartados de esos intereses y tal ves de esas pasiones, juzgan mal, y hasta a veces desdefian he- chos, doctrinas, actos y evoluciones que, sino todos con- venientes y plausibles, y aun tal vez necesarios, todos concurren y se dirigen al gran fin providencial a que el siglo y nuestra Patria van encaminados. Era Conte sincera, seriamente adverso a la es- clavitud de las razas de color con que, en el f11- timo tercio del siglo XIX, mancillaba Espafia su imperio en Cuba y Puerto Rico, y, como preci- samente la causa que influy6 de un modo decisi- vo en el Animo de los espalioles y de muchos cu- banos para combatir la Revoluci6n iniciada en Demajagua, fu6 el empefio de hacer algunas za-